martes, 10 de marzo de 2009

VOLVIENDO A CASA

Este podría bien ser el titulo final de este viaje, pero para muchos la ruta es eso, nuestra casa, una sin dirección fija, con variaciones de climas y patios, con economías diferentes y vecinos variables pero siempre amables. Y así empezó este nuevo viaje (aunque este blog parezca el comienzo, solo contará historias a partir de hoy sin tratar de volver atrás mis 15 años de ruta), con una idea en mente, recorrer Catamarca como una de las pocas provincia que tenia en mi debe, y de ahí mismo intentar cruzar a Chile por el Paso San Francisco. En el medio nada planeado, nada pautado, masticando el asfalto al rodar, dejándome llevar por mis ocasionales amigos del autostop.

Y el 16 de febrero extendí mi brazo, apunte mi pulgar al cielo del peaje de General Lagos (cerca de Rosario) y puse a prueba nuevamente mi paciencia. Luego de varias horas y un calor agobiante frena un utilitario, y casualmente su piloto era el mismo que semanas atrás me había llevado en Victoria (E.R.), pero su destino era Rosario así que opte por volver y esperar un día mas y zafar de la tormenta que se venia.
Al otro día el juego comienza de nuevo, la espera es larga otra vez, pero esta vez el amor freno (no el mío que se encuentra todo el tiempo del otro lado del teléfono preocupada por este narigón renegado y solitario de la ruta), frenó en formato luna de miel, Luis y Estela, recién casados en busca de unos días de descanso y lujuria en Córdoba me dieron el primer aventón. Así me descargue en el peaje de ingreso a esa ciudad y a los minutos cambie de peaje por el que me dejaba mas a mano de mi ruta y escaparle a Córdoba rápidamente para no distraerme con mucho Fernet, ahora de la mano de un ex político de 57 años, ex mochilero, pero aún aventurero amante de Dylan, de Saramago y de la banda de su hijo OJOS DE PIEDRA. Un nuevo tramo hasta el cruce de Dean Funes donde debí hacer noche detrás de un árbol ya que era lo único que existía en el lugar y seguir temprano en la mañana hacia Dean Funes con un Peugeot 504 que venia de recorrer medio país y seguir en el afán de hacerlo completo. Por ultimo llegó Agustín, un fenómeno de tipo, camionero de Red Megatone, con miles de anécdotas por todo el país y con destino final a 4 cuadras del hostel donde me alojaría en San Fernando del Valle de Catamarca. Con el recorrí muchas provincias en los recuerdos y la ruta 60 en lo real, custodiados por salinas y reacomodados por los pozos que desaparecen al entrar en Catamarca.



Luego de Alojarme en el hostel San Pedro ($30 y $15 por acampar en el patio del mismo) salí a recorrer el lugar. Una ciudad que se encontraba convulsionada por las cercanas elecciones, donde el calor apremia todos los días sin agobiar, la gente es muy amable y no corre su vida. La misma tiene rasgos de ciudad grande, pero pocos lugares bonitos, creada de manera caótica y acomodándose a los cerros. Al final un asado entre todos los integrantes apacigüo el calor y formo algunos amigos que luego cruzaría en el resto del viaje.

Pero como siempre me pasa, un día es demasiado en mi vida de una ciudad grande y decidí salir temprano a las 6 de la mañana directo a Belén en colectivo (el mismo recorre 300 km de subidas y bajadas y pasa un tramo por La Rioja en unas 6 hs. De viaje por tan solo $20). Un camino de subidas a los cerros, de valles donde cada gota de agua es añorada, un camino que parece de maquetas, esas donde se colocan muchos arbolitos prolijos de tronco de media altura y follaje redondito y recortado, un camino minado de olivares a punto de explotar toda clase de aromas, sabores y aceites.

Y al fin llegamos a Belén, capital nacional del poncho, dicen, pero lamentablemente es solo un apodo turístico que busca mantener algo que ya las familias locales han perdido. Hasta no hace mucho tiempo todas las familias hacían toda su ropa y telas familiares, era tal la producción que se hacían trueques con las mismas, pero el olvido ya ganó, hoy el estado es la principal chimenea del lugar y algunos nogales ayudan a salir a adelante a otros. Historia aparte la de la virgen de Belén, construida a media altura del cerro que vigila la ciudad, una imagen de unos 10 mts, edificada con el esfuerzo de cada habitante del pueblo, obligados sentimentalmente a llevar todos los días algo para la construcción de la misma. Desde los chicos llevando agua en cada tiempo libre, los mayores un poco de arena o cemento y otros donando algún día sus burros para elevar lo mas pesado. Así después de un año estuvo terminada, pero nunca termina, siempre que alzan la mirada encuentran algo para agregarle, algo para reunir fuerzas todos juntos, algo que les da identidad y sobre todo unión, desde luces para no descansar de verla, a nueva pintura para renovarla. Y ella siempre esta, porque desde cualquier punto que uno se adentre a Belén ella se ve primero, es un faro sin estrecho que les llena el pecho de regreso a casa.


2 comentarios:

Delirium Trenque dijo...

otro blosfero mas!! buenisimo!!! abrazo ferrrrr !! muy muy muy buena la redaccion de tu viaje !
abrazo desde el far west bonaerense!

Anónimo dijo...

bienvenido lindo!!!
ya estaras formando parte de mis links destacados!
miles de besosss