Belén es un pueblo con ganas de ciudad, donde el mapa de la inseguridad que nos quieren hacer creer moriría de ajado, al igual que en todos los rincones que recorrí de Catamarca, y como en todos los norteños, el paisaje se potencia con el DON DE GENTE de sus pobladores. Son ellos los que hacen que los lugares sean mas hermosos, los que logran que paisajes tan disímiles a una postal nos parezcan la octava maravilla del mundo, porque los lugares los hacen su gente y nuestra relación con ellos y esa es la base de mis viajes.
Pude armar mi carpa en la casa de Elba Vilca (apellido puneño y folclórico si los hay) por tan solo $8, con baño y parrillero para los hospedados y las historias y buena onda de toda su familia que muchas veces nos dejaba la casa solo para nosotros apenas a horas de conocernos. Pero lo mejor llego a la noche, cuando los 4 viajeros solitarios habían hecho un pacto con dejar la soledad algún momento para charlar con gente viajera de verdad y cenar algo a la parrilla, que no es mas que el acto mas amigable de un argentino, el mate une y comparte, pero el asado hace amigos y comparte vivencias y labores, es de lo que estamos hecho, humo, paciencia, charlas y corazón abierto.
Ahí estábamos Eugenio, Pablo, Cristián y yo, y se sumaban acosionalmente a la charla elba, su marido y su hijo. Pero la mejor intervención llego antes del asado, donde mágicamente y alborotando nuestro olfato ya ahumado posaron en nuestra mesa un plato típico del lugar, el jigote. Imaginen a 4 mochileros solitarios acomodados a la par de cervezas Norte Negra frías y hambrientos de la caminata de la tarde. Ni Walt Disney podría dibujar la expresión y salto de nuestros ojos ante semejante manjar creado a partir de capas de carne tiernizada, pan tostado, cebolla, papas, queso y el toque magistral del comino. Era como una gran empanada emplatada a la que la masa contenedora habia luchado hasta donde pudo por sostener su tesoro y desbordo dos segundos antes de llegar a nuestra mesa. El asado fue un éxito, pero difícilmente podramos olvidar no solo el sabor con el que fuimos recibidos la primera noche, y hasta agradecer toda la energía que la comida nos brindó. Nos sentimos quijotes listos para la puna, y con nuestro aislante como lanza dejamos belén, algunos con igual destino (Antofagasta de la Sierra) y otros en busca de su propio camino.
2 comentarios:
muy bueno tu blog che!!! te felicito y brindo por muchas banquinas mas y por las letras que traeran...
saludos cumpa...
el tio wally
Muy pero muy bueno tu blog! me encanto.
Te conoci por el argentino.
Si queres pasate por el mio:
salirapasear.blogspot.com
tambiene escribo algunas notas sobre turismo. saludos
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